lunes, 24 de enero de 2022

El Cazador Cazado cuento de Zulema Varela


 
El Cazador Cazado cuento de Zulema Varela

Bailarín Compadrito Orq. Alfredo De Angelis cantan Oscar Larroca

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El cazador cazado… de Zulema Varela

 La cultura del cazador, está instalada en nosotros…

La cultura de ser presas de caza, también…

En cada persona, convive un cazador y una presa…

Es cuestión de prestar atención nada más.

Por ello, cabe pensar:

¿Qué mueve al cazador, que vive agazapado, sin  darse tregua?...

¿Por qué, en ese menester pasa algún tiempo de su vida? 

Experto en estas cuestiones, aparece siempre, con la mirada atenta, el aliento entrecortado,
la actitud expectante y todo su ser, pendiente de ese momento  irrepetible, que está dedicado a la cacería…

Siempre  buscando con desesperación ese  ejemplar único, que tanto anhela encontrar…

Conoce el terreno en que se mueve, mejor que nadie.

No ignora que ante su llegada, el ambiente se alborota, se tensa, muta.

No ignora tampoco, que su presencia trasciende el paisaje habitual. 

Hasta parece ser.. un antes y un después de su arribo al territorio que domina o intenta dominar.

Por eso, avanza vacilante buscando a sus pares que como él, participan de ese deporte y alientan parecidos propósitos…

Cuando los encuentra, se distiende, abandona su gesto de desamparo y siente que ya es hora de jugar al juego anunciado…. 

Entonces, con una rápida mirada recorre el lugar, para confirmar si están sus presas  habituales…

 O si, por el contrario, hay algún cambio, que acredite que no va a ser una buena jornada.

La comprobación, le  facilita habilitar el encuentro, que no duda se va a producir…

El instinto de cazador, se precipita, se activa, avanza, dispuesto a conseguir los mejores resultados…

Las presas en desventaja, por las circunstancias, apenas respiran, expectantes, atentas  a sus mínimos movimientos.

Y como si  alguien  musitara ¡Arriba el telón!, comienza una función, que tendrá en escena a un actor con cualidades muy singulares… Rápidamente, empieza el ritual, prefijado y conocido…

Pero, el reducto de caza en esta oportunidad, tiene  música de tango,  es una milonga.

Y en ese amplio espacio, siente hacia él, la demanda de una  amplia franja de mujeres, que sin temor a ser capturadas por el cazador, están resignadas pendientes de sus decisiones y de su presencia…

¿Es el eterno juego, del amo y el esclavo, ése que sabiamente, relata  la Filosofía en sus textos más  importantes?…

¿Es el diagrama de fuerzas que  describen los discursos acerca el poder?… 

Lo cierto es, que la fuerte presencia del cazador, hace que se abandonen cuestiones de género, legítimamente sustentadas y sostenidas en el tiempo… 

Además todas estas reflexiones, están teñidas  por la emoción  que produce ese espacio mágico y singular…

Pero, hay una mujer, con la que no alcanzan  sus estrategias, sus ritos, sus pasos de comedia, sus dotes de conquistador y estratega avezado.

Curiosamente, no lo mira, no lo registra, no está pendiente de él…

Con terror admite, que en ese instante, deja de ser  cazador y empieza  a sentir la inquietud de las presas, que están a merced del otro…

Cada vez que la observa, se emociona y cuando pasa cerca; piensa que es única, que tiene  brillo propio y que se desvela a menudo pensando en ella…

Comprueba con preocupación y desconcierto que sus dotes de cazador, dejan de funcionar en esta ocasión.

Le juegan en contra… 

Si supiera, que tiembla y disimula, cuando la abraza bailando…

Si supiera que  sumiso  y sorprendido por lo que siente,  sueña que la conquista y que ella lo acepta…

Si supiera que  en secreto fantasea, que cambia de actitud hacia él y empieza a reconocerlo…

Si se diera cuenta de su soledad y de su desamparo…

Si supiera que sólo fantasea con que ella, y le permite confesarle que la ama en silencio… 

Si pudiera convencerla que es la única que necesita  a su lado…

Si pudiera  reconocer que es sincero…

Si supiera que sólo con ella, el amor es posible… 

Si supiera que en vez de un cazador exitoso, es tan solo un cazador cazado  en la profundidad de su mirada… 

Si supiera que él es una presa capturado  por la magia de sus ojos… 

Zulema Varela.
 zulevarela@gmail.com

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