Entre el Bache y el Cordón de Raúl Mamone
Juan, un tipo común, con una vida común, un pasado rockero y
un presente mezcla rara de tango electrónico y de idealización de los tangueros
de ayer, Troilo, Pugliese, Di Sarli, Darienzo, que lo tiene a maltraer; y es
que está aprendiendo a bailar tango y entonces si va a una milonga tradicional,
lo miran rarito por sus pilchas, pero se siente a gusto, y si va a una más
informal no tanto. En todo eso estaba pensando cuando, esperando el colectivo
100 en la 9 de Julio, practicando los pasos que esa noche había aprendido,
escuchó un chistido, miro para todos lados y nada, siguió con sus pasitos, que
el ocho cortado, que aquella minita que lo tiene recopado y no le da ni bola, y
entonces otro chistido, debo estar loco se dijo, siguió tarareando Bahía
Blanca, Che flaco ¿me das bola? , y entonces como un dibujito animado, se dio
cuenta que el bache que estaba frente a él le hablaba, se dijo tengo que tomar
menos, pero sí, le hablaba y de pronto le mandó un discurso que no se esperaba.
“Sabés una cosa, que lindo es levantarse en mi ciudad y
saber que por lo menos me tienen en cuenta, para algunos más, para algunos
menos, pero estoy. Y ¿como no voy a estar? si yo soy parte de Buenos Aires, en
cualquier lugar, en cualquier esquina, me tapan hoy, mañana aparezco de nuevo,
vi pasar un siglo de procesión.
Rumores, chamuyos, amores, me llenan de broncas, maleficios
y otras yerbas, nadie puede negar que un rioba sin mí no sería el mismo.
Las noticias fresquitas recibo, igual que la lluvia, el aire,
el sol, la melodía de un buen tangazo de Pugliese o la puteada de algún
tachero.
Eso sí, no sabes el cagazo que tengo cada vez que hay
elecciones, los candidatos prometen siempre lo mismo “vamos a poner fin a los
baches de nuestra querida ciudad” por desgracia o por suerte nunca cumplieron
la promesas.
Salvo en la ilusión del flaco de la Bicicleta Blanca que
dice: “el intendente en persona rellena los pozos de las calles”, un respiro
para el duende soñador de la palabra.
Juan, escuchaba atento mientras la melodía de esa canción de
Piazzola y Ferrer se le vino a la cabeza y la tarareó.
Un tropezón no es caída, continúa El Bache, y yo digo:
presente muchachos a veces me agrando otras me achico para dejar contento a
algún vecino criticón siempre y cuando no me quieran hacer desaparecer.
El otro día tuvieron un gesto, me festejaron el cumpleaños
por todos estos años que estoy con ellos, y me emocione.
Porque yo fui, soy y seré toda una institución en este rioba
que me vio nacer con el progreso, y no voy a permitir que se socave el buen
nombre del bache.
Para algunos soy una molestia, para otros el cobijo
placentero después de una noche de lluvia o el juego de aquellos niños que hoy
ni recuerdo.
Hay gente que sin mí no podría vivir, con su vida a cuestas
tampoco, pero ese es otro cuento.
Me levante para hablar con vos, ya que te vi solito acá,
¿sabes una cosa a mí también me gusta el tango. Cuantos cantantes se pararon
frente a mí y canturrearon... a las calles, al obelisco, al farol o al CORDON
de la vereda.
Por eso amigo mío, si alguna vez te encontrás conmigo o con
otro bache, no dejes de saludarlo y pensa que en el alma de cada barrio siempre
habrá uno de nosotros.
Bueno, te dejo que me voy a dormir, no sea cosa que piensen
que me rajé del laburo. Seguí con tus tanguitos, que yo siempre te estaré
escuchando. Chau pibe, chau.
Justo en ese momento venia el colectivo, y Juan no sabía si
lo había soñado o fue real, lo que si es cierto es que ya ningún bache le
pasara desapercibido.
El tango es de alto impacto,el alma toma vida y se expresa ,protesta ,ríe,ama y se transforma
ResponderEliminarGracias Raul,que sigas cultivando la escritura,que las musas te acompañen siempre
Muchisimas gracias Silvia, por tus comentarios y buenos deseos, seguimos!!!
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